CONVIVENCIA
ARMÓNICA, CONCERTADA Y CONSENSUADA.
Convivencia armónica
La convivencia entre seres humanos se hace posible por las
normas que rijan las relaciones, el uso de los bienes y espacios comunes,
también podríamos definir a la convivencia como “la acción y el resultado de
convivir, es decir de vivir con dos o más personas, un espacio determinado.
Para que esta convivencia sea pacifica se reconocen ciertas responsabilidades,
compromisos, así como se generan actitudes de respeto, cooperación,
colaboración, tolerancia. Basada esta convivencia en los valores de la libertad
responsable, la igualdad, la solidaridad, el respeto activo, la actitud del
dialogo y justicia (Martínez, 2004: 184-187).
Cuando hablamos de armonía como lo confirma Vinyamata,
(2005) es el “equilibrio, serenidad, no denota tanto la ausencia del conflicto
con uno mismo o con el entorno, sino la capacidad de convivencia con los
mismos. Conviene puntualizar, sin embargo que la armonía no tiene por qué
significar ausencia de conflicto sino más bien la capacidad de recuperar o
conservar la armonía a pesar de existencia de las tensiones, problemas y
conflictos, de manera parecida a como la idea de paz tampoco excluye ni ignora
la realidad del conflicto, de la guerra”
Podríamos definir que la convivencia armónica es la acción
de relacionarnos y convivir con las demás personas o grupos, respetándose las
diferencias ideologías, políticas, religiosas, diversidad étnicas, fundamentada
en el afecto y la tolerancia que permite convivir y compartir en armonía en
diferentes situaciones de la vida. En la convivencia armónica la
interdependencia social se constituye en una necesidad humana fundamental para
así tener una convivencia positiva.
Para llegar a
una convivencia armónica debemos contar con dos valores importantes como los
son el respeto y la solidaridad, debemos entender que a las personas, se le
debe tener sobre todo consideración reconociendo en ellos sus valor social
dándoles así mismo una relación de reciprocidad, el respeto es uno de los
valores morales más importantes del ser humano, ya que es fundamental para
lograr una armoniosa interacción social y para ser respetado es necesario saber
o aprender a respetar, a comprender al otro a valorar sus intereses, y
necesidades.
Convivencia concertada
Como la convivencia hace parte de todas nuestras relaciones
como ser humano la concertación no podría quedar por fuera, ya que por medio de
esta se toma las decisiones en grupo, por eso aprender a decidir en grupo
implica aprender que los intereses individuales y de grupo existen; que dichos
intereses forman parte constitutiva del ser humano y que son un factor
dinamizador de la convivencia social si aprendemos a concertar.
El grado de convivencia de una sociedad depende de su
capacidad de concertar intereses de una forma participada a todo nivel: Familiar,
religioso, político, escolar, barrial, veredal, regional, nacional e
internacional. Cuando aprendemos a
concertar en grupo podemos llegar a un máximo nivel en la concertación y así
lograr un interés general o bien común.
Convivencia
consensuada
Para poder
convivir en sociedad necesitamos unas normas que rijan nuestras relaciones y
sean efectivas, estas normas para elaborarse deben ser consensuadas con el
grupo al cual convivimos ya sea familia, escuela, iglesia, Estado. Estas normas
deben ser claras, concretas y por lo tanto consensuadas con la comunidad que se
represente, por medio de normas consensuadas se puede regular conductas,
solucionar conflictos y prevenir situaciones que vulneren los derechos de los
que integran la comunidad.
Este concepto
está muy vinculado a la coexistencia pacífica y armónica de grupos humanos en
un mismo espacio, nosotros como seres humanos no podemos vivir absolutamente
aislados del resto de los humanos y que es indispensable para nuestro
bienestar, sin embargo la convivencia no siempre es armónica, esta se ve
afectada al interferir negativamente las diferencias sociales culturales y
económicas
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